FUENTE: EL DEBER.
La Verde afronta su primer partido en la Copa América ante la selección de Estados Unidos. Los dirigidos por Antonio Carlos Zago intentan dar la sorpresa frente a los anfitriones.
La realidad golpea y no tiene piedad. Bolivia, una marcha atrás que EEUU en el AT&T Stadium, no pudo en su estreno, cayó sin atenuantes ante un rival superior, rápido, que pudo haber aumentado el 2-0, pero que al final se fue tranquilo. La conclusión retumba en estos momentos: “Es lo que hay” porque sin una competencia interna fuerte, es imposible mejorar.
El único distinto fue Luis Haquin, por temple y por jerarquía, porque después el resto, careció de peso. Le hizo bien a la Verde el ingreso de Rodrigo Ramallo porque con él en cancha, se perdió el miedo por derecha. Pero no bastó, porque no hay rebeldía que achique las diferencia y así Bolivia volvió a sucumbir ante un rival con figuras de primer nivel.
Pero vamos por parte. La primera etapa fue para el olvido, nos madrugaron a los 2’ a través de Christian Pulisic -qué golazo al palo izquierdo de Viscarra- y después nos liquidó Folarin Balogun (42’) cuando parecía que no nos íbamos tan mal al descanso. Dos puñaladas de EEUU que nos dejó complicados. Bolivia solo llegó con el remate de Villamil (9’) que se fue lejos.
Pero, ¿qué pasó? Bolivia lució flaca en contención; Leonel Justiniano fue superado casi con facilidad y no tuvo el auxilio de Gabriel Villamil ni Fernando Saucedo. El rival estaba una marcha por delante, con Reyna movedizo y con Pulisic esperando por el balón para atacar con los espacios a disposición. Sin contención y sin transición, el panorama se complicó.
El 2-0 de esa etapa hasta resultó ‘mezquino’ porque de no ser por Luis Haquin, cuya jerarquía atrás se apartó del resto, el panorama pudo ser peor. Arriba fue poco lo de Bruno Miranda y César Menacho, sin presión a los zagueros rivales y mucho menos con gol. El balón casi ni le llegó y cuando tuvieron chance de encarar ese, tiempo de más, pasó factura.
En el complemento Antonio Carlos Zago descartó la línea de tres y volvió a la de cuatro, sacando de la cancha a Diego Medina, Leonel Justiniano y César Menacho. Héctor Cuéllar -por derecha-, Ramallo y Miguel Terceros ingresaron y le dieron más presencia, aunque no bastó. De todas formas, los remates de Fernández (50’) y Terceros (53’) fueron buen síntoma.
Pero la velocidad cuando tuvimos la pelota no alcanzó, ahí siempre ganó EEUU, ellos se rearmaron rápido cuando perdieron el balón e impidieron que esas pocas llegadas, fueron de mayor riesgo. Lo que llamó la atención fue por qué Zago optó por dejar en el banquillo a Ramiro Vaca y Carmelo Algarañaz que ingresaron cuando la suerte ya estaba definida.
Ver a Bolivia intentando alcanzar a su rival -hoy EEUU y el jueves Uruguay- nos hizo retroceder a los partidos que se juegan en el país. Ya no bastan los partidos de Libertadores, Sudamericana o amistosos con la selección, es necesario mejorar la competencia interna, que Blooming y Oriente reten a Bolívar, The Strongest y Always, de lo contrario esto seguirá asi.
La realidad es dura y lo que sucede ya es un círculo vicioso. Es cierto que las eliminatorias son prioridad, o los tres partidos en casa tienen el foco (hay seis fechas desde septiembre), pero la competencia oficial no se puede descuidar. Pero bueno, no hay otra. “Es lo que hay”, un consuelo que cada vez se afianza más entre los futboleros.