FUENTE: BBC.
En la frontera entre Israel y Gaza, hay cientos de palés que yacen bajo el sol repletos de alimentos, desde racimos de plátanos hasta paquetes de arroz.
A pocos kilómetros de allí, son muchísimas las familias palestinas que pasan hambre.
Aunque la semana pasada el ejército de Israel acató una pausa de los combates durante el día en un importante tramo de la carretera cerca del cruce principal de Kerem Shalom, las agencias humanitarias afirman que todavía les cuesta llevar ayuda al sur de Gaza.
Culpan a la creciente anarquía de hacer demasiado peligroso recoger y transportar mercancías en la zona.
«Los saqueos se han intensificado», asegura Georgios Petropoulos, jefe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) en Gaza.
Él calcula que el martes 18 de junio fueron robadas tres cuartas partes de la mercancía que cargaban los camiones que pasaron por el cruce.
Funcionarios de la ONU indican que los vehículos son detenidos y atacados por bandas armadas, particularmente aquellas que contrabandean cigarrillos que luego se venden a altísimos precios en el mercado negro en Gaza.
Los camiones que transportan combustible al territorio palestino también han sido objeto de ataques recientemente.
Tras el derrocamiento del gobierno de Hamás en Gaza por parte de la ofensiva militar de Israel, no hay planes para llenar el vacío de poder.
Además, son pocos los agentes de la policía que aún trabajan en el territorio palestino y no se sabe si las bandas del crimen organizado están afiliadas a Hamás o a los clanes de Gaza.
«Hay que decidir qué vamos a hacer para (mantener) el orden civil en Gaza y quién se encargará de mantenerlo», afirma Petropoulos.
Críticas a las agencias
En una rueda de prensa en Kerem Shalom, la Cogat, un organismo que forma parte del cuerpo militar israelí y que es responsable de operar los cruces, explicó que no había puesto un límite a la cantidad de ayuda que podía llegar a Gaza.
La Cogat mostró imágenes de lo que, según dicen, era una acumulación de más de 1.000 camiones llenos de ayuda, que ya se había sometido a controles de seguridad y estaba a la espera de ser recogida del lado gazatí.
«Esto se debe en gran medida al hecho de que las organizaciones internacionales no han tomado medidas suficientes para mejorar su capacidad de distribución», aseguró el portavoz de la Cogat, Shimon Freedman.
El funcionario acusó a la ONU, el principal proveedor de ayuda a Gaza, de no tener suficientes camiones y dijo que el organismo necesitaba «aumentar la mano de obra, extender las horas de trabajo y aumentar el almacenamiento» así como tomar otras «medidas logísticas y organizativas».
Durante la guerra, Israel ha intensificado sus críticas a las agencias de ayuda humanitaria, ya que la Corte Internacional de Justicia emitió dos veces medidas provisionales ordenándole al país permitir la entrada de asistencia humanitaria a Gaza.
Esas medidas surgieron como resultado del caso iniciado por Sudáfrica que alega que Israel ha violado la Convención sobre el Genocidio de 1948, una acusación que el país niega rotundamente.
La ONU y los grupos de ayuda humanitaria refutan las acusaciones de que son ineficientes y tienen poco personal.
Señalan las dificultades de operar en una zona en guerra activa y aseguran que los bombardeos israelíes han dañado su infraestructura y reducido su capacidad.
«Las reglas y procedimientos cambian constantemente»
«Hemos reclutado decenas de nuevos trabajadores y cientos de voluntarios para distribuir la ayuda», explica Sean Carroll, presidente de American Near East Refugee Aid (Anera).
«Hemos entregado 28 millones de platos de comida y seis millones de tratamientos médicos, así que [claramente] podemos reunir mano de obra», prosigue.
Pero señala que el aumento de trabajadores no ayuda cuando «la guerra hace que la recolección de mercancías sea demasiado peligrosa o que las carreteras sean intransitables. [Tampoco ayuda] cuando no hay suficiente combustible y no hay suficientes camiones o repuestos dentro de Gaza».
Anera celebró que la Cogat se hubiera comprometido esta semana a permitir la importación de más camiones a Gaza, y precisó que estaba haciendo campañas para comprarlos urgentemente.
Sin embargo, Carroll añade que un problema sigue siendo «la arbitrariedad de las reglas y procedimientos, que cambian constantemente» cuando se trata de mover mercancías.
Los grupos de ayuda subrayan cómo el sobrecargado sistema de ayuda en Gaza colapsó en mayo cuando Israel comenzó su invasión militar terrestre en la poblada ciudad sureña de Rafah alegando que estaba atacando batallones de combatientes de Hamas que se refugiaban allí.
Alrededor de un millón de palestinos, la mayoría de ellos ya desplazados por los combates, se vieron obligados a huir de la ciudad, lo que profundizó la crisis humanitaria.
Al mismo tiempo, las organizaciones de ayuda perdieron el acceso a importantes centros de almacenamiento y distribución.
Desde que las fuerzas israelíes tomaron el control del lado palestino del cruce fronterizo de Rafah, Egipto prohibió su uso, argumentando que ya no es seguro para los trabajadores humanitarios.
Ahora la ayuda y el combustible están siendo enviados vía Kerem Shalom.
Según cifras de la ONU, una media diaria de 97 camiones de ayuda entraron en Gaza en mayo, un 42% menos que el mes anterior.
En las dos primeras semanas de junio, el número volvió a descender a 89 camiones.
Los habitantes de Jan Yunis, una ciudad cercana a Rafah, le dijeron a la BBC que actualmente no les llega ninguna ayuda internacional.
«Cuando estábamos en Rafah, de vez en cuando veíamos ayuda. Desde que llegamos aquí, hace 20 días, todavía no hemos visto nada», cuenta Mahmoud al-Biss, quien asegura que le cuesta alimentar a sus dos hijos.
«El caos se ha apoderado del país»
Los locales describen un círculo vicioso en el que la creciente desesperación obliga a la gente a saquear los camiones de ayuda que llegan.
Aparentemente, algunos artículos que han sido donados, como aceite de girasol y azúcar, están siendo vendidos en los puestos de mercado de la ciudad.
«Hoy en día, el caos se ha apoderado del país. Ya no recibimos cupones de ayuda y cuando llega la ayuda, nos la robamos», admite un hombre llamado Hassan.
En un esfuerzo por compensar el déficit de bienes, las autoridades israelíes han comenzado a permitir que más compradores privados en Gaza traigan suministros desde Israel y la Cisjordania ocupada.
A diferencia de los convoyes de la ONU, estos camiones utilizan escoltas armados que son contratados de forma privada. Esta medida de seguridad les permite defenderse de posibles ataques.
Sin embargo, muchos de estos artículos que ingresan en el mercado son inasequibles para la mayoría de los habitantes de Gaza.
Israel ha abierto otros tres cruces hacia Gaza, que permiten el acceso de ayuda para los habitantes de la parte norte de la franja, donde la ONU ha advertido que existe el mayor riesgo de hambruna.
La ayuda que solía lanzarse desde aviones se ha detenido en gran medida, pero el corredor marítimo desde Chipre reabrió el jueves 20 de junio.
Ha habido una serie de dificultades con un muelle flotante que fue instalado por el ejército estadounidense y tuvo un costo de unos US$230 millones.
Petropoulos, de la OCHA, describe la construcción del muelle como «un fracaso».